Disciplina positiva: Límites sin autoritarismo
- Descripción
- Currículum
- Reseñas

La disciplina positiva es una metodología educativa que tiene como objetivo dotar a padres y educadores de estrategias para que sean amables y firmes a la vez, con el fin de que cualquier niño, desde uno de tres años a un adolescente rebelde, pueda aprender a colaborar creativamente y a tener autodisciplina sin perder su dignidad.
La disciplina positiva se basa en el respeto mutuo y la colaboración, todo con la intención de enseñar al niño competencias básicas para la vida.
Fomenta la comunicación, el amor, el entendimiento y la empatía para disfrutar de las relaciones familiares y da herramientas a los padres para entender el comportamiento de sus hijos y reconducirlo con respeto, sin luchas de poder y siempre positiva.¿Cómo saber si es para ti la disciplina positiva?
¿Te ves reflejado en estas afirmaciones?
- Consideras que tus niños “son desobedientes”
- Recurres con frecuencia a los gritos y castigos.
- Tienes pequeñas guerras a la hora de las comidas.
- Sientes que los pequeños no te respetan.
- Tus niños se pelean entre ellos.
Te invito a que reflexiones acerca de la relación con tus pequeños y si crees que hay algo que puedas mejorar, échale un vistazo a los contenidos del curso. Seas padre o docente, estoy segura que esta formación merecerá la pena.
Recuerda que el respeto empieza por uno mismo. Un niño solo puede optimizar su desarrollo al máximo con un educador sensible, constante, afectuoso y comprometido.
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2Definición y origen de la Disciplina Positiva
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3Principios de la Disciplina Positiva
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4Objetivos y herramientas de la Disciplina Positiva
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5Disciplina Positiva: educar con amabilidad y firmeza
¿Es compatible la amabilidad con la firmeza en educación?
En este vídeo encontraremos un breve resumen de toda la teoría que hemos visto hasta ahora a lo largo del curso.
En él, Marisa Moya, maestra de Educación Infantil, psicóloga, y máxima representante de la Disciplina Positiva en España, nos invita a ponernos en la piel de los niños y a ser conscientes de los límites y retos que afloran en el día a día de padres y educadores.
“La disciplina positiva es sentido común y coherencia en la vida, en la educación y en las relaciones humanas”. En el siguiente vídeo, Moya insiste en que la clave de la educación en el siglo XXI consiste en crear gimnasios emocionales en cada hogar y en cada escuela, ya que es a través de la experiencia como uno aprende a humanizarse. “Los niños necesitan experimentar para convertirse en personas. El castigo no es una estrategia educativa, es una inseguridad adulta”, concluye la educadora.
Actualmente compagina su labor de directora de una escuela infantil con talleres y charlas para familias, docentes y formación de educadores en los que insiste en que hay tener la valentía y el coraje de la imperfección. “No hay padres ni madres, maestros ni maestras, no hay seres perfectos”.
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6Reflexiona acerca del uso de refuerzos y castigos como herramientas educativas
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11Valida sus sentimientos
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12Reflexiona sobre el vídeo de esta lección
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13ACTIVIDAD: Expresar y recibir emociones positivas
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14Gestión emocional
Gestión Emocional
¿Pierdes el control sobre tus emociones? Tranquilo, es normal que te enfades en un primer momento si, por ejemplo, otro conductor golpea tu vehículo en la carretera. Ante algo así tienes dos opciones: Gestionar tus emociones y tratar de resolver esa situación de una forma amigable y civilizada, o bien, perder los papeles, dejarte llevar por la ira y tener un enfrentamiento más agresivo que probablemente convierta este pequeño accidente un problema mayor.
Lo mismo ocurre cada día en nuestra forma de manejar la educación de los niños. Es fundamental tener la capacidad de gestionar nuestras emociones, de expresarlas con mesura para no caer en el descontrol y después arrepentirnos de algo que podíamos haber evitado con una correcta gestión emocional. Además, los niños imitan todo lo que ven y si queremos que ellos manejen bien las situaciones de estrés y desarrollen habilidades emocionales y sociales, tendremos que comenzar por ser un buen modelo de imitación.
Para que esto no ocurra y que puedas tomar siempre las riendas de tu vida, aquí tienes las pautas para gestionar tus emociones y poder tomar las mejores decisiones:
Acepta tus emociones. En primer lugar es importante que no te sientas culpable por sentir lo que sientes. No existen las emociones malas, pero si hay formas negativas de expresarlas. Recordar esto en el momento en el que nos sentimos abrumados por una emoción evitará que tengamos un conflicto con nosotros mismos respecto a nuestras emociones.
Aléjate, relájate y respira. Si una emoción te invade y sientes que vas a perder el control, dedícate un minuto antes de realizar cualquier acción. Aléjate de la situación, cierra los ojos, relájate y respira. Toma conciencia de cuáles son tus emociones, ponles nombre y siente cómo se manifiestan en tu cuerpo: Quizás notes que tu corazón se acelera o que tus músculos se tensan. Toma el control de tu respiración y realiza 12 inspiraciones y expiraciones profundas. Verás cómo te sientes mejor. Esto no debería llevarte más de un minuto, literalmente.
Si nunca has hecho nada parecido a una meditación, en este vídeo encontrarás una meditación guiada por el Dr. Mario Alonso Puig, doctor de medicina interna, investigador y divulgador científico sobre los beneficios que aporta el Mindfulness a nuestro cerebro.
Si no tienes tiempo para tanto, te dejo una de, nuevamente, UN MINUTO. Es una inversión que, te aseguro, merecerá la pena. En Disciplina Positiva a esto se le llama “El tiempo fuera de forma positiva”. Veremos cómo aplicarlo con los niños, más adelante. Ahora me interesa que seas tú quien aprenda a realizarlo.
Este paso es el que marca la diferencia entre gestionar o no nuestras emociones. Aquí decides si dejarte ir o detenerte y tomarte el tiempo necesario para conectar con tu cerebro racional.
Observa la situación con perspectiva. Ahora que seguro que estás más calmado, vamos a estudiar la -verdadera- gravedad del asunto. ¿Qué es lo peor que te puede pasar? Esta situación que te genera miedo, rabia o tristeza… ¿Qué relevancia real tiene en tu vida? ¿Tendrá importancia de aquí a 10 años? Ésta última pregunta será muy relevante. Una vez más, recuerda que educamos a largo plazo. Antes de actuar, trata de responder a estas preguntas para tener una visión objetiva de lo que sucede.
Libera tensión. Ante una situación de gran carga emocional es muy útil tener una vía de escape que nos permita expresar nuestra emoción de una forma que no dañe a los demás, ni a nosotros mismos: Llama por teléfono a un amigo; golpea un cojín; grita si te encuentras en un lugar en el que puedas hacerlo o incluso practica deporte si dispones del tiempo suficiente para hacerlo. Te permitirá liberar la adrenalina que te hace sentirte agitado y después verás la situación desde un prisma más positivo.
Incluso tras haber resuelto la situación, es probable que la carga emocional te acompañe durante un rato o incluso durante unos días. Para mantener nuestra salud mental es importante que incluyas un rato en tu rutina para ti, para liberara estrés, para relajarte y descargar toda la tensión acumulada de la jornada. En la sección de documentación he colocado una lámina con 50 formas de relajarse en 5 minutos. No es demasiado tiempo, todos podemos hacer un hueco para cuidarnos y prevenir males mayores por no haber gestionado nuestras emociones a tiempo.
Cuidar de ti, en este caso, es cuidar de los tuyos. El conocimiento de uno mismo y la constancia serán clave para poner en práctica estas 4 sencillas pautas. Que tú consigas dominarlas es el primer paso para que ellos lo hagan.
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15¿Qué es el Mindfulness?
En este vídeo, Jorge Benito, el creador del famoso canal Mindful Science, nos explica qué es el Mindfulness. Personalmente, te recomiendo visitar su página web y sus vídeos para iniciarte en esta práctica.
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16La práctica del Mindfulness
¿Quieres incorporar el hábito del Mindfulness en tu día a día? El Dr. Mario Alonso Puig, te ofrece una meditación guiada en este vídeo.
Él es médico especialista en Cirugía General y del Aparato Digestivo, premio máximo a la comunicación y relaciones humanas por el Instituto Dale Carnegie de New York. Formado en el campo de la inteligencia humana y divulgador y científico, entre otras cosas sobre los beneficios del Mindfulness en nuestro cerebro. No puedo dejar de recomendarte su libro: Mindfulness, ¡tómate un respiro! que combina a la perfección teoría y práctica sobre este fabuloso hábito.
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17Enséñale a gestionar sus emociones
Enséñale a gestionar sus emociones
Es evidente que con aceptar nuestras emociones y las de nuestros hijos no será suficiente para llevar una vida plena. “No somos responsables de las emociones, pero sí de lo que hacemos con ellas”, dice Jorge Bucay, y es totalmente cierto. No podemos controlar cómo y cuándo aparecen las emociones, pero sí que tenemos el poder de elegir qué hacer cuando éstas aparecen.
Los pasos para gestionar las emociones no son complicados. Una vez más, no te encontrarás con vocablos desconocidos o pasos complejos que requieran de conocimientos previos. Sin embargo sí que es necesario que tú domines la gestión emocional antes de enseñársela a tu hijo. Como hemos visto en el módulo uno del curso, para ser un buen entrenador, antes hay que haber hecho mucho deporte.
Antes de nada, me gustaría romper una lanza a favor de los niños. Es muy probable que si estás haciendo este curso tengas la idea de que tus hijos son desobedientes, que son niños que se portan muy mal, que te hacen perder los nervios… Pero recuerda, ante todo, que para tus hijos tú eres la figura más importante de su vida. Que eres su adulto de referencia y que ellos obtienen sus pautas de comportamiento de ti. Esto significa que todo lo que tú hagas es, para ellos, lo normal, lo socialmente aceptable.
Para que no veas esto como una “carga de responsabilidad negativa” deja que te muestre un vídeo muy cortito, que tiene relación con el ejercicio que tenías que hacer al final del módulo anterior. Si no lo has hecho ya, por favor, realízalo cuanto antes. Es muy importante que si decides incluir la metodología de Disciplina Positiva en tu vida, empieces a familiarizarte a conversar sobre tus sentimientos y a interesarte y preguntar acerca de los de los demás.
Como puedes observar en este vídeo, la mayoría de los padres no son conscientes de la influencia que tienen sobre sus hijos. ¿No sería maravilloso que ellos escuchasen cada día palabras como esas de sus pequeños y a la inversa? Mostrar nuestras emociones hacia los demás con cariño, empatía y asertividad SIEMPRE nos acercará a la otra persona.
Creo que no hace falta nada más para animarte a compartir tus emociones con tus pequeños, ¿verdad? Veamos ahora cómo gestionarlas.
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18Meditación guiada para niños
Recomiendo realizar esta meditación a niños de 3 años en adelante, pudiendo utilizarse también con adolescentes. Por supuesto, te invito a que tú también la pruebes -si es que no lo has hecho ya- y disfrutéis de este ratito juntos.
La meditación tiene los mismos beneficios en pequeños y grandes, por lo que te animo fervorosamente a que te hagas este regalo y la incluyas como parte de tu rutina diaria, sobre todo si tienes dificultades para dormir o presentas síntomas de estrés y ansiedad.
Práctica de la meditación para niños
El lugar: Escogeremos una habitación tranquila, previamente ventilada, con una temperatura confortable y una luz tenue. También podéis acompañar la sesión con una música suave y/o algún aroma relajante como el incienso. El niño llevará ropa cómoda, preferiblemente sin calzado.
La posición: Lo mejor es que pueda permanecer tumbado boca arriba para realizar la sesión, (podemos colocar un par de toallas grandes -una sobre otra- sobre el suelo), con brazos y piernas estirados, palmas hacia arriba y espalda recta. Si no puede ser, también puede colocarse sentado cómodamente en una silla, con los pies apoyados en el suelo, la espalda muy recta y las manos sobre tus rodillas.
¡Ahora sí! Dale al play, cierra los ojos… ¡y a disfrutar!
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19Potencia su autonomía
Potencia su autonomía
A pesar de que cada vez hay más evidencias científicas que afirman que el contacto de los bebés con, sobre todo, sus madres fomenta el desarrollo físico y emocional, todavía sigue existiendo la creencia generalizada de que prácticas como el colecho o el porteo, durante los primeros años de vida del bebé, genera unos niños dependientes y malcriados. Lo cierto, es que un bebé que ha establecido lazos afectivos sanos con su figura de apego y ha sentido cubierta su necesidad de seguridad en sus primeros años de vida, se convertirá, generalmente, en un niño más autónomo.
Sin embargo, hay veces que los padres, con esta intención de ser un buen progenitor, prolongan ciertos hábitos en el tiempo: como ayudar a su pequeño a comer, a beber, a vestirse o a mantener su habitación ordenada. Procurando dar afecto y cariño a los niños y evitar su sufrimiento, están cometiendo el error de dificultar su adquisición de autonomía. Están creando un niño inseguro y dependiente.
Beneficios del desarrollo de la autonomía:
Por eso, hay que prestar atención a fomentar la autonomía desde la primera infancia. Dar pequeñas responsabilidades a los pequeños, les hará sentirse útiles, desarrollarán una autoestima sana, y crearemos futuros adultos autosuficientes, con hábitos sanos y con iniciativa y confianza para llevar a cabo sus proyectos. Los pequeños serán, poco a poco, responsables de sí mismos, libres para desenvolverse en diferentes contextos y situaciones, adaptarse a las normas de convivencia.
El desarrollo de la autonomía:
Generalmente, un niño autónomo es un niño seguro de sí mismo. Aunque quizás te sorprenda, a los niños les encanta asumir responsabilidades, sentir que confiamos en ellos, que son un miembro útil en el grupo y que son capaces de llevar sus tareas a cabo. Delegar en ellos pequeñas responsabilidades les hará comprobar que tienen capacidad de trabajo, que son competentes, ganarán confianza en ellos mismos y, como es lógico les hará adquirir hábitos saludables que mantendrán a lo largo de su vida.
Hay adultos a los que ciertas responsabilidades, sobre todo en el hogar, les cuestan un gran esfuerzo. Esto puede ser en parte a que no han adquirido ciertos hábitos y competencias desde la niñez. Muchos padres (y madres) tienden a acaparar todas las responsabilidades del hogar impidiendo que sus pequeños adquieran pequeños cargos, y llegan a la edad adulta sin haber adquirido el sentimiento de que tienen que cuidar de sí mismos. Estos hábitos, como todos, son mucho más fáciles de adquirir durante la infancia. Así pues, si quieres que tu hijo se convierta en un adulto responsable, ¡empieza cuanto antes!
Etapas de desarrollo:
Para un desarrollo correcto de la autonomía, es importante conocer qué responsabilidades pueden asumir los niños, acordes a su edad y desarrollo evolutivo. A modo orientativo, éstas son algunas tareas que, normalmente, los niños pueden asumir como responsabilidad a estas edades:
- Antes de los dos años:
Ayudar a recoger los juguetes.
Beber de un biberón o vaso cerrado.
Tirar su pañal a la basura.
- Entre los 2 y 4 años, a los anteriores añadiremos:
Comer solo utilizando la cuchara, y poco a poco, el tenedor.
Lavarse y secarse las manos.
Pedir ayuda cuando tiene la boca o la nariz sucia.
Limpiar algunas cosas de las que mancha.
Usar la papelera.
Controlar esfínteres. En este orden: saber cuando está sucio, pedir que le cambien, utilizar el orinal, subirse y bajarse el pantalón.
Colaborar en mantener limpios los espacios que utiliza
- Entre los 3 y 6 años:
Utilizar el tenedor, la servilleta, y poco a poco el cuchillo.
Limpiarse después de ir al baño.
Enjabonarse, enjuagarse y secarse; sonarse la nariz.
Cepillarse los dientes.
Taparse la boca al toser.
Dejar limpios los espacios de aseo.
Mantener limpios los espacios que se usan.
Colaborar en algunas tareas domésticas, como guardar la ropa sucia, poner y quitar la mesa o extender las sábanas.
Es importante estar atento a los denominados “períodos sensibles”, etapas en las que los niños están más predispuestos a adquirir determinados aprendizajes. Si ves que tu hijo lleva la mano al tenedor, anímale a utilizarlo, en lugar de apartarle la mano porque se va a ensuciar.
¿Cómo conseguir que desarrolle su autonomía?
Estoy segura de que la parte “moral” de esto ya la sabes, así que ahora te facilitaré algunos tips más concretos para que lo consigas.
Confía en él y en sus posibilidades: Acabamos de verlo: Si tú confías, él confía. Tendemos a reproducir la imagen que nuestro entorno tiene sobre nosotros, por eso es tan importante no etiquetar a los niños. A esto se le llama “Efecto Pigmalión” o profecía autocumplida.
Me gustaría que dedicaras cuatro minutos de tu tiempo para ver el vídeo que acompaña esta lección en el que el psicólogo Alberto Soler nos explica los verdaderos efectos que tienen sobre nuestras capacidades las expectativas.
- Ofrécele mensajes positivos: Tal y como vimos anteriormente con el ejemplo de la llegada al parque, es mejor centrarnos en sus logros en positivo que en lo negativo.
Ejemplo: Si estamos trabajando el control de esfínteres y se le escapa un pis, es mejor recalcarle que estamos en el camino correcto, señalándole el tiempo que ha permanecido sin hacer pis, que remarcarle de forma insistente que se le ha escapado uno.
- Evita las etiquetas: Hay casos obvios en los que no me detendré demasiado, como poner etiquetas “negativas” a los niños, del tipo “eres un desobediente” o “eres un llorón”. Muchas veces tendemos a etiquetar a nuestros niños destacando alguna de sus conductas repetitivas que socialmente no están bien vistas o nos molestan. A pesar de no tener mala intención, al subrayar lo que hacen mal les podemos hacer sentir que nunca serán capaces de cambiar y que están limitados por esos defectos.
Dicho esto, también me gustaría señalar que tampoco es bueno caer en las etiquetas “positivas” como “qué listo eres” o “eres el mejor” . Está claro que son expresiones que tienen buena intención y no pasa nada por hacer un halago o un cumplido de vez en cuando. Pero si, por ejemplo, el niño saca buenas notas y siempre le están diciendo que es muy listo, es posible que relacione su “éxito” a esa cualidad y sienta que no se ha valorado su esfuerzo, su constancia y su responsabilidad. Además estaremos generando en él unas expectativas que le pueden generar ansiedad y estrés.
Finalmente, es recomendable tener cuidado cuando usamos las palabras “siempre” y “nunca” con los niños, porque cierran su futuro ante cualquier intento de cambio: “siempre sacas buenas notas”, “nunca me escuchas”, etcétera.
- Reconoce su esfuerzo: Es posible que el punto anterior ya te haya llevado a esta conclusión. Lo importante cuando el niño trate de hacer algo es que reconozcas su esfuerzo. Los peques vienen programados para buscar la aprobación de los adultos, así que es muy probable que cuando tu hijo haga un dibujo, vaya corriendo a enseñártelo: “¡Mamá, mira qué hice!”; o que en el parque trate de mostrarte todas las piruetas que es capaz de realizar.
En estos casos, trata sobre todo de centrarte en su esfuerzo. Si nos enfocamos principalmente en el resultado final, es posible que los niños traten de hacer tareas que le resulten fáciles, para asegurarse de conseguir nuestro halago. Reconocer su esfuerzo le hará motivarse para seguir haciéndolo. A todos nos es grato que valoren nuestro trabajo, ¿verdad? ¡Los niños no son diferentes!
Intenta indicarle lo que ha hecho bien, pero también señálale si se ha esforzado, interésate por si lo ha disfrutado, por cómo se ha sentido realizando la actividad, trata de que sea consciente de cuáles son sus emociones, que trate de identificarlas y ponerles nombre. Como sabes, éste será el primer paso para aprender a gestionar sus emociones.
Y además, algunos consejos:
Muéstrale las indicaciones para hacerlo, en un principio recuérdaselo y deja que lo hagan solos. Da indicaciones, pero no lo hagas por ellos.
Mantén la calma y sé paciente. Recuerda que está aprendiendo. Es normal que al principio haga algo mal o tarde en hacerlo. Reconoce siempre su esfuerzo. Elogia sus mejoras y sus logros y, sobre todo, motívale a conseguir hacerlo por sí solo.
Establece horarios y rutinas para determinadas tareas, como irse a la cama, lavarse las manos antes de comer, etc.
Puedes emplear cuentos o dibujos, para explicarle cómo y por qué los personajes hacen los hábitos que queremos inculcar.
Recuerda ir ampliando sus responsabilidades y sus hábitos, a medida que adquiere los anteriores.
Ya tienes lo que necesitas saber en tus manos. Ahora, ¡a llevarlo a la práctica!
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20El Síndrome del Emperador